6.6.10

Tiempos oscuros (Borrador)

Acto 1
El caballero negro



Hay quien se a atrevido a llamarme
el caballero del diablo, no soy yo el
culpable de nada, tan solo trazo mi
camino, son tiempos oscuros, son
tiempos en los que ya nada puede
estar seguro, tan solo imploro justicia,
tan solo quiero cobrar mi venganza…
---------------------------------------------------------------------------------------------

Una sonrisa grande, aun siento las vibraciones en mi cuerpo, la sensación, la grata sensación y el espectro que aun envuelve mi cuerpo, es, es tan reconfortante. La batalla termino bien, no perdí a ningún amigo, pues ya no puedo luchar al lado de ninguno, no perdí ningún miembro, ninguna cantidad importante de mi negra sangre, pues simplemente es así. Mi batallón gano, mi mitad en el campo de batalla, que en realidad pudo ser cualquiera, pues soy más bien un mercenario.

Mate a unos cien hombres y cada uno me provoco una sensación mas placentera a la del anterior en turno frente a mi espada. El dinero pagado por mi servicio es tan solo una recompensa extra, yo lucho, mato, gano por la sensación, no piensen que estoy enfermo, es tan solo que tengo ese derecho sobre los hombres, estoy aquí como un juez, equilibro las batallas, debe ganar el dictador, el mando que esta escrito en la historia que ha de venir.
No soy una marioneta, disfruto, me hace sentir tan vivo, me hace sonreír, me da una razón para creer que aun sigo aquí.

Mis habilidades en la batalla, con la espada, son sencillamente superiores a las de cualquier humano, o cualquier bestia, lo cual hace que mi presencia en el campo de batalla, valga tanto dinero. La sangre, la sangre que aun cubre mi armadura, se escabulle entre las uniones, manchando mi piel, fue salpicada de tantos cuerpos, de tantas muertes y cada una, la recuerdo perfectamente, lo cual hasta para mi, es perturbador.

No puedo dormir, el ruido es demasiado, gritos, suplicas. Camino, camino por días, y todo comienza a oler mal, la enfermedad comienza a alimentarse, a hacerse fuerte, entre la sangre, los cuerpos, se expandirá y cobrara mas vidas. Es parte de mi trabajo, es tan solo que tiene que ser así…

Necesito dormir, y lo hare, al fin tendré mi descanso, al fin tengo lo que necesito para alcanzarlo, al fin encuentro este lugar, para mi ya no es fácil saber donde estoy, tampoco reconocer a nadie, puedo, pero tan solo por su olor. Entro, el lugar que les presento, es un antro, un lugar de mal aspecto, aun para mi, un lugar vulgar, cuna de enfermedades y perversión. Malvivientes se regocijan en alcohol, perversas mujeres buscan dinero, pero nadie me voltea a ver, podría matarlos a todos, pero no es mi misión, de una u otra forma siguen siendo necesarios.
Es este el que será el escenario de mi venganza, es aquí donde al fin seré feliz, o al menos conseguiré esa satisfacción que para mí es más que suficiente, no conseguiré libertad y mi descanso en realidad solo será en esta tierra, pues no imagino lo que espera al ver cumplido mi deseo.

El está ahí, aquel maldito, sabe que a lo que vengo, y no lo hará fácil, pero no tiene ninguna esperanza, su nombre está escrito en aquel libro de los muertos, tan solo tengo que tramitarlo.
Me siento junto a el, su cara se descompone, sus ojos saltan, sonrió, rio, lo veo tan fijamente, esta de verdad aterrado, sin decir nada, me da uno de los dos vasos que tiene frente de el, lo tomo confiadamente, lo miro y rio, rio como nunca, mientras mis entrañas explotan, me ha envenenado, con un veneno que solo los mas desafortunados conocen, mi tiempo se ha acabado, caigo al suelo inerte, no quiero abrir los ojos…
Acto 2
El gran señor de "Los oros"
Tengo que eliminarme a toda costa de el, dicen que el muy desgraciado planea algo grande contra mi, tengo un plan, aquellas mujeres me vendieron un muy buen plan, no entiendo porque nadie confía en ellas, han hecho de mi escondite, de mi antro un lugar prospero, si es que la prosperidad puede avanzar por estas rutas.
Tengo mucho dinero, lo cual me acarrea demasiados enemigos, y el es uno de ellos, ha trabajado una amistad con diferentes generales que se encargan de cuidar las diferentes rutas de comercio, lo cual me causa muchos problemas, pues digamos que comercio con diversas y exóticas cosas.

Lo he invitado a negociar, aquí mismo, a mis aposentos, el muy ingenuo acepto, tal como predijeron las brujas, hice exactamente lo que ellas me dijeron, coloque dos vasos en la mesa, antes de recibirlo, el de la izquierda con aquel veneno, aquella sustancia maldita que hace arder los ojos tan solo de mirarla en su forma pura, el pago, diferentes objetos, cabezas de príncipes, alas de diversos animales, ojos de criaturas peligrosas, todas traficadas por mí, tras esas rutas, tan peligrosamente amenazadas, hasta las brujas necesitan de tipos como yo.

Los oros, es el nombre de mi antro, de mi cueva, de mi refugio, refugio de mis enemigos, refugio armado, con tantos infelices condenados a no poder salir de aquí, ¿brujería?, tal vez, siempre puede ayudar.

Cada día me es mas difícil, mantenerme tranquilo, mis nervios se tuercen con mas energía cuando descubro que no se por que, algo se acerca, y estoy seguro que no es el maldito chantajista, pues esta a punto de probar su ultima bebida, lo espero sentado en una mesa con vista a la entrada, lo espero, tiene que llegar, mi cabeza voltea instintivamente a cada rincón del lugar, me llena el pánico, un miedo desconocido, pienso que son estragos de la brujería, continuo mirando la puerta, llega.

Maldito, entra confiadamente, me mira y se sienta, charlamos largo rato, nada interesante, nada que me libre de él, o que lo libre a el de una muerte planeada. Ni siquiera toca el vaso, pide levantarse un momento, sale.

Mis manos no se están quietas, el aire se hace frio, mi cuerpo comienza a temblar, mi frente a sudar, bajo la mirada, la puerta se abre, no, no puede ser, había oído cuentos sobre él, pero no los creí, me mira fijo, al fin me encontró, viene para acá, se sienta, ¿Qué es?, ni siquiera me puedo mover, ¡el veneno!, tomo el vaso de la izquierda y se lo ofrezco sin decir nada, el mismo vaso envenenado, el lo toma, ingenuo, no puedo creer que me librare tan fácil de él, ríe, ríe tan atemorizantemente, su cuerpo cae al suelo, muerto.

Recuerdo, recuerdo al mirar su rostro, el debería de estar muerto, el y su familia, alguna vez, un caballero estorbando en mis planes, alguna vez tuve que borrarlo, una casa en llamas, las salidas bloqueadas, su familia dentro, su esposa era joven y hermosa, sus dos hijas infantes, luego la emboscada, no acabe con él, pero estaba herido de muerte, abandonado y sin ninguna esperanza.

Me incoó frente a el para examinarlo de cerca, no puedo creer esta aberración, su cuerpo violentamente torturado por el veneno, la puerta se abre nuevamente, es el maldito chantajista…
Acto 3
Las hermanas
Brujas de verdad, no patrañas, habitantes de las mas altas montañas, no serán atrapadas por ninguna inquisición, no se verán amenazadas por nadie, existirán hasta que deban existir.
Sirven a su señor, sirven al mal, horrendas criaturas, poderosas mujeres, solteras como toda bruja. Dos conviven, dos son hermanas, dos son las que han recibido órdenes, ordenes malignas, alguien a vendido su alma, alguien ha quedado segado por la venganza, a alguien se le ha concedido un último deseo en este mundo, un deseo que costara demasiado.

Un hombre las llama, para ellas no es sorpresa, lo esperaban, merodeaban cerca, saben lo que les pedirá y tienen justo lo que le darán. Un hombre adicto a la brujería, un hombre que trata sacar provecho a expensas de su uso. A ellas no les importa, ellas no saben quién es, cada llamado es completamente aislado a otro.

Llevan con ellas el veneno de los desesperados, el veneno de los malditos, conjurado tan solo para aquellos que aborrecen la vida y deben ser castigados. Aquellos que sin saberlo, lo reciben gustosos.

El hombre pide la muerte de otro que amenaza sus negocios, las brujas fingen dar una solución exquisita a sus problemas, un plan tan minuciosamente calculado, que ni él se imagina cuanto.
Recibe instrucciones sencillas, la muerte de aquel hombre parece asegurada. Le es dado el veneno, ahora lleva en sus manos la muerte, aquella muerte que puede escabullirse y tomar caminos que ningún hombre puede predecir.

Estas mujeres, son la conexión, el puente entre mundos, entre existencias, para ver cumplido un capricho, para que el mal pueda reclamar un alma mas. Su poder es inmenso, existen porque deben de existir, existen porque son necesarias, al menos en estos tiempos oscuros.

Ellas han cumplido su trabajo, regresan a sus hogares, los hombres, ellos mismos se encargaran de destruirse. El hombre lleva a cabo el plan, se encuentra sentado en una mesa de su sucio escondite, mirando la puerta, esperando, dos vasos, uno limpio, otro maldito…
Acto 4
El chantajista
Se ha creído todo, jamás pensé que un hombre de su reputación fuera a creer estas patrañas, sin tener pruebas, sin recibir una amenaza importante, una muestra de lo que le podría pasar, vasto con averiguar lo que hacia y como lo hacia.
No planeo hacerle ningún mal, tal vez en verdad no debería meterme con él, necesito alimentar a mi familia, sé que puedo sacar algunas monedas de él, por mi supuesto silencio.

Mi conciencia no ha estado tranquila recientemente, siempre he sido un hombre honesto, sea quien sea ese hombre, estoy abusando de él, no creo en que por ser el, un corrupto, un incitador de la maldad, tal vez un asesino, merezca algo así, pero mi daño será mínimo, lo se. Son tiempos difíciles, tal vez deba dejar morir mi virtud de una vez por todas y velar solo por mis propios intereses.

No puedo hacerlo, no puedo engañar a nadie, despierto todas las noches, asustado, sueños en donde soy un corrompido mas, donde la oscuridad, la maldad se a apoderado de mi alma, momentos donde mi camino de virtud se ha desviado.

Mi mente, mis pensamientos, corren por los mismos caminos todos los días, atemorizándome, ahora guardo secretos a mi esposa, no podría contarle mis planes, no podría jamás, no podría ensuciarla con mis actos, no podría, pero aun así, siento que ya lo he hecho.

Mi cita con el es hoy, tengo que ir a ese sucio lugar, a ese refugio de infelices, de oscurecidos. Estando enfrente del lugar, pienso, pienso, mis pies se mueven solos, no puedo mirar al frente, camino hacia la puerta, doy un ultimo respiro, que sirve para repasar una ultima vez mis pensamientos, no lo hare, jamás podría vivir así, estoy dispuesto a dar vuelta y regresar a casa, olvidarme de todo esto.

Doy media vuelta, un guardia se acerca a caballo, entro al instante, por el miedo a verme envuelto en algún problema, el está ahí, me espera, sucio hombre, el lugar es peor de lo que imaginaba, perversión por doquier, me siento frente a él, hay dos vasos en la mesa, estoy muy nervioso como para tomar cualquiera, hablo, el habla, nada importante, palabras que uso para tratar salir de ahí, tengo que verme confiado, no puede sospechar nada. Pido levantarme un momento, entro a los baños, no hago nada, pienso en lo que diré para salir de ahí, pienso un largo momento, ya no puedo escapar, le pediré unas monedas por mi silencio y jamás volveré a cruzarme en su camino.

Respiro hondo, un amargo olor, salgo, una escena impactante, ahí ahora un caballero muerto, el canalla lo mira, lo examina, corro rápido hacia la salida, el guardia sigue ahí, grito, grito, ¡un asesinato!, ¡un hombre muerto!, ¡ayuda!, el guardia sin preguntar baja de su caballo, camina decidido mientras desenvaina su espada, entra al lugar.

No me atrevo a estar un momento mas ahí, corro, corro lo mas rápido que puedo, vuelvo a casa, a los brazos de mi esposa, al calor de mi familia.
Acto 5
El mal
Un hombre malo, un hombre bueno, un ser, uno que alguna vez fue hombre, uno que alguna vez fue un caballero, un caballero que sufrió, uno, que perdió todo lo que amaba, uno que pidió venganza, y le fue concedida. Una obra, hilada por la oscuridad.

El gran señor de “Los oros”, perverso hombre, atrapado, sentenciado, descubierto por un asesinato, uno que había cometido años antes, uno que fue favorecido, si es que puede decirse que el mal puede favorecer, tal vez en estos tiempos si.
La ejecución y la manera horrenda en que fue celebrada, no tiene ya cabida aquí, el murió, el pago, y es tan solo eso lo que el caballero deseaba, nunca vera de nuevo a su amada, en ningún mundo, nunca a sus dos hijas, pero tuvo su venganza, ahora le espera su descanso, o su horror, su alma pertenece al mal, como también pertenece la del gran señor de “Los oros”, pues los dos fueron hombres malignos, uno por naturaleza, otro tan solo fue contagiado, colmado de atrocidades, encontrando una salida en el mal. Una única salida, un camino minuciosamente trazado, uno que no lo llevaría a saciar sus propias manos de sangre, pero que sin embargo considero aceptable.

El mal, se escurre, encuentra la forma, atormenta, quebranta, ahora logra cobrar dos almas en lugar de una, además de los servicios del caballero negro, ser moldeado para la destrucción, ser moldeado para hacer venideros los años oscuros que están escritos.

Pero el bien, también se presenta en esta historia, la virtud que aun logra pasar entre la oscuridad, la virtud que anhela luz, la virtud que sonríe por ver a alguien mas sonreír, y es esta virtud la que hará, algún día, que estos tiempos sean menos oscuros…

22.5.10

Desamor en tiempos del fin del estado de derecho (reflexión)

Para la gente


Lloro de noche,
por esa utopia nocturna.
Lloro de dia por esa verdad entre escombros,
por esa realidad lapidada,
por esa visión escondida.

No hayo donde refugiarme,
no hayo donde comenzar el ataque.
Pienso y hablo lo mismo por semanas,
pero, mis brazos no se mueven,
mis pies siguen rigidos,
asustados y con ansia de un escondite.

Tierra entre rejas,
algunas personas de pie,
animales a su alrededor,
demasiados,
cada dia mas iluminados o oscurecidos.

Ya no tengo idea de su razón,
y me preocupa mi ideal,
¡son solo animales!, tan solo.
Ser humano, no animal.

Engullen ansiosamente papeles, metales y polímeros,
todos con diversas numeraciones inscritas.

Hombres pequeños se convierten en animales grandes,
exprimiendo mis ojos,
fatigando mi ser.

Millones de rostros petrificados,
sin esperanza de siquiera llorar.
Esa superficie se humedece,
pero no se quiebra.
Superficie rigida, vibrante, ruidosa, engañoza, tramposa…

Mundo de cifras,
mundo de pobres,
mundo de ricos,
mundo de animales y dementes.
Cifras, cifras que al final no valen.

Los pies, los brazos y las palabras,
algún dia serán mas.
Pero ya no es momento de subestimar.
Es momento de pelear con lo que nosotros creemos todo,
aunque para ellos no signifique nada,
pues no presume cifras inscritas.

Seremos, algún dia seremos.

Ahora, aun tengo que ocultar mis palabras bajo estos títulos.

3.2.10

Tu historia (titulo temporal)(borrador)




Para Graciela.
Porque todo lo que imagino
es una manera de imaginarte.
Pues todo lo que puedo imaginar
eres tú.
.

Este libro es la
Interpretación
Transformación
Exegesis
Representación
De todos aquellos sentimientos
Puestos, ubicados
En mi ser
Por ella.
.
Capitulo 1
Beso primero



No soy capaz de recordar claramente lo que sucedió… son fragmentos de mi memoria los que siguen visibles, los que siguen funcionando en ese complejo proyector dentro de mi cabeza que no entiendo del todo, a mi manera de ver las cosas.

Puedo contarles entonces lo que recuerdo sucedió o al menos lo que me indica que sucedió aquella primera proyección muy dentro de mi cabeza.

Desperté, o creí despertar en medio de aquel bosque, una parte de mi supo que era un bosque antes de yo abrir los ojos, esos sonidos, aquellos aromas, esa sensación, cada uno de mis sentidos vibrando en una frecuencia coordinada que solo un bosque podría dirigir. Pues debo detener mi relato un momento, ¿Cómo es que pude reconocer cuando mi actividad sensorial fue casi presa de aquel bosque?, alguno de aquellos fragmentos ilegibles en mi memoria tendrá la respuesta, el hecho de que en este momento sean borrosos no debe hacer caber la idea de que ya no estén ahí, de que ya no existan, habrán de repararse en su momento o al menos eso espero.

Bueno darme la oportunidad de continuar el relato que tanto anhelan escuchar, me encontraba en aquel bosque, mis sentidos, como lo he explicado ya, me lo habían advertido, pero mi mente aun no quería aceptarlo, fue entonces que abrí los ojos que mi pensamiento creo la imagen de mi mente dando un gran salto asustada, lo cual casi inconscientemente me divirtió momentáneamente y después me aterro, mi cuerpo sustrajo ese miedo generado en aquella imagen y lo inyecto en todo mi ser.

Definitivamente estaba en un bosque, mi cuerpo se encontraba boca abajo, tirado en la tierra húmeda, hacia frio, pero estaba bien abrigado, estaba obscuro, tan solo la luz de la luna fue la servil guía para mis ojos, delineando con finas líneas blancas y azules que se escurrían en cuanta cosa tocaban. Cada vez que parpadeaba, mis ojos hacían llegar a mi razón una imagen más clara de cómo era mi ubicación.

Lentamente me puse de pie, dándome cuenta de que mi rodilla estaba lastimada al igual que mi dedo pulgar derecho. Metí mi mano izquierda en uno de los bolsillos de mi abrigo y descubrí en su interior una cajetilla de cigarros y un paquete de fósforos, abrí emocionado… esperen, ya saben al decir emocionado me refiero a la definición mas común de la palabra, no quiero detenerme, molestándolos con mis definiciones, bueno, claro a mi manera de ver las cosas, sigamos, abrí emocionado… ¿creen que deba usar esta palabra?, me refiero que al empezar este relato comencé explicándolo a mi manera de ver las cosas y ahora les pido que tomen la definición que ustedes crean mas conveniente, lo cual me preocupa, pues mi relato podría no quedar claro debido a la confusión… esta bien no tienen que mirarme así, continuare… abrí emocionado la cajetilla y para mi sorpresa tan solo había un solitario cigarrillo moviéndose, chocando contra las paredes de cartón de la cajetilla cuando yo lo provocaba agitándola. Sin mas lo puse en mi boca y lo encendí, el resto del contenido de la cajetilla parecía reposar en mi aliento.

Fume un poco del cigarrillo, el humo expulsado de mi boca tomaba mil formas cuando se veía atrapado en el viento, que zumbaba en mis oídos, haciendo ruidos, casi hablándome. El humo comenzaba a tomar formas extrañas cuando chocaba contra lo que se encontraba a mi alrededor, revelándome sus formas. Parecía que era la forma que el viento encontró para hablarme. Eso ayudo finalmente, a darme cuenta de que estaba parado en medio de mil arboles, que formaban un amplio circulo alrededor de mi, eran altos hasta el cielo y en ese momento negros, oscuros como los ojos de la imagen de aquella joven que se formaba en mi mente, cada vez que oía su risa, sus pasos, correteando en círculos alrededor mío, danzando entre los arboles juguetonamente, mi mente forzaba a crearla hermosa, mientras se figuraba en mi rostro una reconfortante sonrisa que me llenaba de serenidad. Yo quería verla, pero ella aun no quería mostrarse.

Mi rostro cambio su expresión, tan solo cuando me percate que no estaba solo, ella estaba cuidándome, yo lo sabia y tal vez ella sabia que yo lo sabia. Una sensación de seguridad y fortuna me lleno y relajo mi ser, me sentí afortunado pues, cuando velozmente mi pensamiento viajo a ese mundo de ideas, donde se fijo en la que señalaba que solo en mi situación, solo en ese momento, en ese día y esa hora que yo desconocía, era afortunado, pues ella me cuidaba, aquella que debiera ser maravillosa, esplendida, para estar ahí, en el lugar exacto para corresponderme.

Inhale profundamente, cerré los ojos y tratando de encontrar un poco de valentía en mi, me encamine por entre aquellos arboles. Iba a buscarla, tenía que encontrarla. Pero me aterraba caminar por entre aquel bosque, rompiendo mi circulo de protección delineado por aquellos arboles, en el que desperté. Todo tipo de ruidos jugaban en mis oídos, enterrándose hasta llegar a mi pensamiento, tomando formas espantosas que me aterraban.

De pronto se escucho una risa, ¡era ella!, al momento de escucharla, se libro en mi mente una breve pero importante batalla, la imagen, la forma que yo le daba a su ser, expulso inmediatamente todas esas figuras violentas de mi mente, dejando espacio solo para verla a ella.

Era la imagen mas bella que se había dado cabida en mi pensamiento. Si lo intentan les aseguro, no podrán crear una imagen mas bella. Quede hipnotizado, mi boca abierta inhalaba ese aire frio, pero mi mente me hacia ignorarlo. Fue casi una alucinación, en mi cabeza ella se encontró en medio de un paisaje hermoso, lleno de flores, movidas de un lado a otro por ese aire tibio, que también movía su cabello. Sabia que ella estaba cerca, aquella cavilación era una señal, no faltaba mucho para que me dejara verla y aquello me causaba una gran emoción.

Seguí aventurándome en ese bosque, los tonos de aquellos arboles inmensos comenzaba a cambiar, se tornaban delicada y pasivamente en colores mas suaves, mas claros y mas amigables. El suelo donde me encontraba parado también despertaba cambios, comenzaban a brotar velozmente incontables plantas, creando una verde y bella alfombra. La luna brillaba tanto que no podía verla directamente sin lastimar mi vista, pero iba desapareciendo, desvaneciéndose, dejando solo un cielo lleno de luz.

Ahora podía ver todo con mas claridad, era un bosque hermoso, nada podría ser capaz de aterrarme de nuevo, en ese mágico entorno. Pero, luego pensé, ¿y si no la encontraba?, ¿si ella decidiera no mostrarse?, ¿si ella había sido solo un escape, una ilusión creada por mi mente, con la precaución de no enloquecer envuelta en todo ese miedo? Esa fue mi momentánea pesadilla, que fue adquiriendo mas argumentos para ser aterradora al pensar en por que estaba en ese bosque, pues ella me habia dado una razón para estarlo, pero si no existía, tan solo estaba perdido.

Lentamente, deje caer mi cuerpo en el verde suelo, tirado ahí en una posición fetal, que hacia descubrir mi terror, aquellas plantas comenzaron a crecer sobre mi, aprisionándome, siendo para ellas yo tan solo una roca, un montón de tierra o lo que fuera, pero perteneciente a ese entorno, a ese suelo fértil. Mi cara recuerdo yo, parecía desconectada de mi ser, haciendo toda clase de gestos sin control, atemorizada, al borde del colapso, cuando de pronto, escuche su risa nuevamente.

La paz llego a mi, haciéndome suspirar, me levante de un salto, todas aquellas plantas se desprendieron de mi al instante, sin lastimarse. Voltee para todos lados, arriba y abajo pero no la veía. Me desespere, no soportaba mas la intriga, no soportaba tampoco no saber cómo era en realidad, no cumplir esa casi fantasía que se germinaba en mi cabeza, verla tan linda como la imaginaba o mas aun.

Me quede quieto, sin hacer ruido, esperaba escuchar algún otro sonido, alguna otra señal de su presencia, pero no podía escuchar mas que el viento moviendo las infinitas hojas de todos los arboles por encima de mi. Era lo único que deseaba en ese momento, ni siquiera saber el porque de estar ahí, menos el salir de ahí, sencillamente un ruido, aunque fuera breve. Sucedió, lo escuche, no fue ligero ni mucho menos suave, aturdió mis oídos. Mi rostro se moldeo representando una expresión de desconcierto, no era el ruido que quería escuchar, no era algo que quisiera escuchar en ningún lugar, fue un fuerte y prolongado rugido, que erizo mi piel y me hizo estremecer. Mis oídos me indicaban que se produjo justo detrás de mi, mi rostro cobarde volteo lenta pero impulsivamente, una gran perturbación angustiosa se produjo en mi estado de animo cuando vi aquel gran león justo frente de mi, su posición indicaba que atacaría en cualquier momento. ¿Pueden imaginar la sensación que me recorrió de pies a cabeza en ese instante, aniquilando toda reacción, dejándome totalmente paralizado?, no, me parece imposible que puedan. Mi primer reacción… en realidad no fue ninguna, tan solo me quede ahí totalmente paralizado, sentía como el color de mi rostro palidecía, mis extremidades temblaban, debía parecer un tonto. El león relajo su postura, parecía como si de alguna manera se diera cuenta que no le haría daño, se acerco a mi inmóvil cuerpo y me olfateo minuciosamente por todos lados. Cerré los ojos aterrorizado, se detuvo justo enfrente de mí, rugió de una manera aprobatoria, se que suena tonto, pero es lo que me hizo entender y se que es verdad. Una sonrisa trataba de formarse en mi nervioso rostro, el león dio media vuelta y se retiro caminando pacientemente, desapareciendo entre los árboles. Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo regresándole su movilidad que aunque aun era torpe, me permitió sentarme y respirar profundo, analizando lo que acababa de suceder, rogándole a mi mente soportara.

No podía sacar la imagen de aquel animal de mi cabeza. El miedo paso, una sensación reconfortante se genero en mi, una casi de aprobación y sonreí. Ese león era realmente hermoso y grande, esa gran melena le daba un aspecto lleno de sabiduría y esos ojos escondían fuerza, resistencia y carácter.

Me levante nuevamente, mis pies aun temblaban esporádicamente, me preocupaba un poco que otras cosas podrían habitar en ese bosque y toparse conmigo. Decidí caminar, el bosque parecía ser idéntico en todo mi trayecto. Camine por lo que yo creí fue un cuarto de hora, de pronto, escuche agua cayendo, el sonido venia de enfrente, no parecía muy lejos. Corri, quería llegar rápidamente a donde fuera que surgia aquel delicado y relajante sonido. Era un lago, un bellísimo lago. Mi mirada entusiasmada examinaba cada rincón de este, había unas treinta o mas cascadas cayendo dentro de este, eran muy altas, el agua cayendo era tan cristalina y pura que expedia en mi la ansia de nadar en ella.

Fue entonces que sucedió por increíble que parezca aquello que aun no puedo explicar, ni siquiera he podido encontrar una explicación con mis definiciones que haga concordar todo lo sucedido. La tierra se sacudió violentamente haciéndome caer de espalda al suelo húmedo, aquellas cascadas se detuvieron su flujo brevemente y comenzaron a fluir al rever, ¡el agua flui hacia arriba!. Me quede ahí anonadado, mirando boquiabierto aquel espectáculo. El lago comenzó a vaciarse rápidamente, un breve sentimiento de decepción se clavo en mi mente, pero fue expulsado por aquel que me hizo sentir maravillado cuando, comenzaron a brotar inmensos bloques de piedra que se movían lentamente formando una escalera. Era espectacular la sincronización con la que aquel acontecimiento se ejecutaba. Cuando al fin termino, una gran escalera se encontraba frente a mí, inmensa, perdiéndose entre las copas de los arboles. Aun boquiabierto, admiraba y trataba de entender lo sucedido mientras me levantaba del suelo.

Baje al gran agujero en la tierra que antes había estado repleto de agua, el suelo estaba lodoso y lleno de plantas. Había incontables peces asfixiándose, muriendo lentamente a causa de la falta del agua, eran de todos los tamaños y especies. Los mire con angustia, tal vez yo había ocasionado su infortunio, pero de pronto di un gran salto hacia atrás cuando cada uno de ellos comenzó a cambiar, se pintaron de todos los colores que puedan imaginar, hasta parar en blanco. Comenzaron a sacudirse mientras se transformaban, comenzaron a crecerle plumas aceleradamente a cada uno de ellos sin excepción, les crecieron también picos. Terminaron transformándose en aves, aves de todos los colores, de todos los tamaños y especies. Despegaron al unánime del suelo, volando todas en un torbellino que me envolvió, que me envolvió y me elevo, despegándome del suelo lodoso, estaba yo flotando, volando en medio de todas ellas, magnificas y preciosas aves. Me condujeron velozmente por la escalera, subiendo y subiendo. En medio de aquel bello torbellino, pude admirar a cada una de ellas, descifraba en su mirada una determinación, una grandeza inexplicable. Miraba también hacia abajo podía ver los escalones pasar rápidamente, la escalera era mas extensa de lo que había imaginado al verla desde su inicio.

Aquellos animales comenzaron todos a cantar, fue un sonido hermoso, pueden pensar que oír a tantas aves cantar al mismo tiempo puede ser aturdidor pero fue todo lo contrario, fue una melodía que se quedo grabada en mi mente, pero que sin embargo no puedo pronunciar. Fui bajando lentamente, hasta que mis pies con aquellos zapatos negros tocaron un escalón de piedra. Todos los pajarracos comenzaron a dispersarse, disolviendo aquel torbellino, ninguno chocaba, todos tenían su exacto lugar, era un conjunto de maniobras perfectas. Fueron alejándose hasta que el ultimo de ellos desapareció entre las nubes, pues ahora me encontraba por encima de las copas de todos los arboles del bosque.

Mi mirada quedo perdida entre aquellas nubes, una expresión de agradecimiento se formaba en mi cara mientras levantaba mi brazo, sacudiéndolo de un lado a otro, despidiéndome de aquellas esplendidas aves. Ya no me preocupaba el saber cómo llegue ahí, ahora me preocupaba por descifrar el porqué y para eso tal vez debía pasar por mil cosas mas.

Voltee hacia el final de la escalera, pues yo me encontraba a diez escalones de ella, lo recuerdo bien, me asegure de contarlos. Acababan en lo que parecía ser una gran explanada flotando en el cielo, pero aun no podía ver lo que se encontraba ahí. Subí emocionado, casi corriendo, pero siendo precavido, no quería ni imaginarme cayendo por aquella escalera… Al llegar al final, mire tan solo una explanada vacía, un suelo blanco a cuadros, que parecía no tener fin, me adentre asustado en el.

Una gran desilusión me golpeo fuertemente, aplastando completamente mi ánimo, lleve mis dos manos a mi cabeza, escurriendo mis dedos entre mis cabellos desesperadamente, lo cual me recordó mi dedo herido. Voltee rápido hacia la escalera, pero ya no estaba, pensé que había quedado atrapado ahí, que no podría salir ya nunca mas, me acerque al borde de la explanada y mire, buscando un escape, una salida, tan solo veía a distancia las copas de los arboles moviéndose, con el viento, crujiendo. El miedo comenzaba a introducirse en mi, lentamente, envolviéndome, cuando recordé mis experiencias anteriores, esta vez debía mostrar un poco de valentía, cerré los ojos y trate de concentrarme, luchando contra aquel miedo que trataba quebrantarme, luche un batalla en mi propia mente, aquel sentimiento angustioso no fue un rival fácil de derrotar, pero mi valentía gano por poco.

Abrí los ojos, me encontraba nuevamente entre miles de árboles, esta vez con colores que irradiaban mis ojos con sus fluorescentes tonos, me sentí perdido un momento, dirigía mi mirada a todos lugares a mi alrededor, verde, azul, amarillo, rojo, naranja, morado y cientos de colores más, todos resplandeciendo. Mi vista trato de escapar al piso, pero este relucía más que los arboles, cambiando de color cada segundo, iluminándose.

Lleve las manos a los ojos, tapándolos, cuidadosamente, les dejaba ver unos segundos y los tapaba de nuevo, hasta que pudieron soportar aquel entorno, esta operación me llevo lo que calculo unos cinco minutos. Comencé a caminar, mis pasos quedaban marcados en aquel impactante piso. A lo lejos pude divisar lo que parecía ser una pirámide, pero con una cúpula en la punta, de la cual salían miles de colores que producían la luminosidad del bosque, me acerque, cada paso que daba era para mi rostro como una orden para crear una sonrisa, una orden que yo no escuchaba, una orden que seguía mi rostro involuntariamente, comencé a sentirme inmensamente feliz.

Al estar más cerca de la majestuosa pirámide, todo comenzó a vibrar, lo sentí en mis pies, ese piso vibrando cada vez más rápido a medida que me acercaba, los colores de los árboles y del piso sin dejar de brillar comenzaron a escurrirse, a avanzar en dirección a la pirámide, la cual comenzó a brillar, destello un brillo tan fuerte que me cegó, tan solo sentí las fuertes vibraciones en todo lo que sentía cerca y después todo se calmo.

Mi vista fue recuperándose, veía siluetas, colores, moviéndose sobre una gran superficie verde y encima el brillo. Sentí ese cálido, ese tibio aire acariciarme el rostro y sonreí. Cuando mi vista volvió al fin a la normalidad pude ver ese soñado campo lleno de flores, todas moviéndose, todas hermosas. Un gran sentimiento, una gran emoción que me lleno de energía recorrió de golpe todo mi cuerpo. Me quede ahí esperando, el cielo era de un color tan claro, un azul hermoso, el sol se postraba al fin encima, muy encima de mí, lo mire feliz.

Me tire al verde pasto, revolcándome, jugando ahí, disfrutando, cuando lo sentí, fue como si todos esos bellos colores de esas aun más bellas flores vibraran.
Levante la mirada y ahí estaba ella… inmediatamente se ubico en mi rostro la sonrisa más sincera. Mis ojos brillaron, mientras mis parpados se abrían hasta donde más pudieron, al fin, ahí estaba ella, me quede paralizado, completamente, ella se acercaba lentamente, cada paso que daba la notaba más hermosa, era en verdad un ángel, llevaba un vestido blanco, muy sencillo, que la hacía lucir como un sueño, mi cuerpo estaba inmóvil, paralizado pero mi mente funcionaba como nunca, quería correr hacia ella, quería comprobar que era real. Se acercaba cada vez mas, lentamente, sus bellos pies descalzos caminaban sobre ese verde pasto que parecía cobrar mas vida con el paso de ella sobre él, mis extremidades comenzaron a temblar corta pero descontroladamente, era en verdad como contemplar esa fuente donde nacen todos los sueños, es en verdad algo indescriptible.

Ella se encontraba ahora a solo unos cuantos pasos de mi, estaba maravillado, era como si no esperara que nunca estuviera ahí, tan cerca, era ya demasiado para mi razón el verla lejanamente, eso era en realidad algo demasiado bueno para ser una verdad.

Se incoó frente a mi, poniendo su mirada a la altura de la mía, pues yo seguía tirado en ese piso pastoso, verla a los ojos, fue como ver el cielo, miles de sensaciones indescriptibles asaltaron mi cuerpo, dejándome a mi fuera de su control.

Sin poder advertir, sus labios se acercaron lentamente a los míos. Me beso… en aquel momento, mi mente viajo a todo tipo de lugares, dimensiones que a mi pensar solo alcanzan las almas que dedican mil vidas a bien obrar, pues eran la felicidad echa materia, y yo pude estar ahí, tan solo unos escasos momentos pero lo alcance, aunque sentía poder alcanzar lo que fuera, aunque no lo conociera, sin saber de su existencia, cuando sus bellos, bellísimos labios se tocaron con los míos.

Ese beso primero, fue el detonante en mi cuerpo para liberar aquel sentimiento, aquellas sensación a la cual todos llaman amor pero que muy pocos conocen en realidad. Pareció durar una eternidad, una eternidad que no quería que acabara, una eternidad que no importaría vivir de inicio a fin mil eternidades mas. Pero sus labios se despegaron suavemente de los míos, me miro fijamente, sonrió, y rio. Rio invocando aquella melodía, que me había guiado desde el inicio, aquella que había sido mi sostén, mi reserva de vida.

Me miro y la mire, fijamente, estábamos ahí solamente los dos, no existía nada mas, nos encontrábamos ahí, en medio de ese campo ahora con una belleza inexplicable, delimitado por un aro enorme de arboles.

Fue entonces que llegaron ustedes por primera vez, destruyendo aquel momento, pude ver esas luces segadoras en el cielo, luego la divise, esa nave en forma de esfera, con esas luces rojas alrededor, bajaron, tirando aquellos tres arboles que jamás terminaron de caer.


























Fin del capítulo 1

19.1.10

Ejercicio numero uno -Despedida sideral

No olvido aquellas palabras. Rebotan en mi cabeza. Como una pelota rebota en el suelo a causa de la energía de un niño. Un niño feliz que juega alegre. Ríe, alegre. Mientras yo me hundo. Ahogado en la desesperación. Hablando con mis memorias. Gritando a mis recuerdos. Enojado conmigo mismo.
Su recuerdo aun me pone feliz. Sonrió. Mi rostro sonríe. Mis labios se forman en una sonrisa. Rio. Ahora yo también rio. Mientras me inunda la nostalgia. Razono fríamente. Delicadamente, razono. Me doy cuenta de mi situación. No es agradable.
No quiero esto. Tampoco estar aquí. ¿Por qué no acaba? Recuerdo su cara. Me hipnotiza la imagen de su bello rostro. Danzando en mi cerebro. Dando saltos. Pintándolo todo. Toda ella, abrazándome. Sonriendo. Mirándome. Con esos ojos que me pierden. Mientras los míos se humedecen. Mientras mi boca tiembla. Mientras forzó una mirada fuerte.
Recordar no me sienta bien. Trato de no pensar. Comienza el proceso. El aire se fuga rápidamente. La cámara de descompresión es un lugar que te obliga a reflexionar. Cuatro blancas paredes que exprimen tu pensamiento. Aseguro mi casco color naranja. Enciendo el flujo de oxigeno. Respiro hondo. Uno solo usa este traje para dos cosas en su vida. Ninguna es gratificante. Ser expulsado de la estación. Y para despedir a alguien.
Una cámara en el techo me observa. Vigila mi comportamiento. Me impide enloquecer. Me ayuda. La compuerta al fin se abre. Comienzo la caminata. Camino por ese largo túnel plástico. Ese túnel que transparenta la imagen fría del exterior. Aunque no parece mas inerte que la del interior de la estación.
Aquellas palabras golpean mi pensamiento nuevamente. Una lágrima se me escapa. Recuerdo perfectamente cada palabra. Las palabras del doctor. Aquellas que me atormentan. – ¡De verdad lo siento! – ¡De verdad lo siento! – ¡Su enfermedad la ha matado! …
Me tiemblan las piernas. Mis pasos son frágiles. La gravedad simulada me parece tan pesada. Aquella expresión forzada en mi rostro se vence.
Salen más lágrimas. Mi rostro se descompone. La agonía me corroe. Su cuerpo pesa. Alzado en mis brazos. Escoltado por mi. Yaciendo dentro de esa amarilla bolsa fúnebre. La abrazo. Ahora yo la abrazo. Vuelve. Despierta. Píntalo todo nuevamente.
Me repongo. Aprieto los labios. Sigo caminando. Salgo al fin del túnel. Piso ese arenoso suelo lunar. Ya no hay gravedad. Me encamino hacia el disparador de capsulas. Recuesto su cuerpo en la capsula lista para disparar. Observo la bolsa amarilla. La imagino tan hermosa. La imagino dentro de esa bolsa. El dolor me golpea. Mientras la capsula se sella.
Sale disparada. Volara hasta la Tierra. Ese planeta convertido literalmente en un cementerio. El llanto me vence. Me despido, adiós hermosa mía. Adiós luz que aun me ilumina. Pero sin embargo ya no me pinta. Adiós hija mia.

9.1.10

Desamor en tiempos del fin del estado de derecho Octava parte (borrador)

Ahora se pueden ver mas personas
caminando, casi marchando
hacia esa gran casa blanca al final de la avenida principal,
la casa del alcalde.

Muy pocas personas mantienen la mirada en alto,
predominan esas caras cansadas, torturadas.
el nerviosismo se podria exprimir de cada uno de nuestros rostros,
pues caminamos juntos.
Del mi rostro saldria un vaso completo.

Al llegar a aquella enorme casa, con ventanas grandes,
con aquel intimidante jardin poblado de variadas estatuas.
Esperan dos hombres grandes y armados en la entrada,
recibiendo a las personas,
claro solo a las que vayan bien vestidas...

La gente se forma para entrar,
es en verdad una larga fila,
Aquellos jueces armados se encargaran de depurarla.