6.6.10

Tiempos oscuros (Borrador)

Acto 1
El caballero negro



Hay quien se a atrevido a llamarme
el caballero del diablo, no soy yo el
culpable de nada, tan solo trazo mi
camino, son tiempos oscuros, son
tiempos en los que ya nada puede
estar seguro, tan solo imploro justicia,
tan solo quiero cobrar mi venganza…
---------------------------------------------------------------------------------------------

Una sonrisa grande, aun siento las vibraciones en mi cuerpo, la sensación, la grata sensación y el espectro que aun envuelve mi cuerpo, es, es tan reconfortante. La batalla termino bien, no perdí a ningún amigo, pues ya no puedo luchar al lado de ninguno, no perdí ningún miembro, ninguna cantidad importante de mi negra sangre, pues simplemente es así. Mi batallón gano, mi mitad en el campo de batalla, que en realidad pudo ser cualquiera, pues soy más bien un mercenario.

Mate a unos cien hombres y cada uno me provoco una sensación mas placentera a la del anterior en turno frente a mi espada. El dinero pagado por mi servicio es tan solo una recompensa extra, yo lucho, mato, gano por la sensación, no piensen que estoy enfermo, es tan solo que tengo ese derecho sobre los hombres, estoy aquí como un juez, equilibro las batallas, debe ganar el dictador, el mando que esta escrito en la historia que ha de venir.
No soy una marioneta, disfruto, me hace sentir tan vivo, me hace sonreír, me da una razón para creer que aun sigo aquí.

Mis habilidades en la batalla, con la espada, son sencillamente superiores a las de cualquier humano, o cualquier bestia, lo cual hace que mi presencia en el campo de batalla, valga tanto dinero. La sangre, la sangre que aun cubre mi armadura, se escabulle entre las uniones, manchando mi piel, fue salpicada de tantos cuerpos, de tantas muertes y cada una, la recuerdo perfectamente, lo cual hasta para mi, es perturbador.

No puedo dormir, el ruido es demasiado, gritos, suplicas. Camino, camino por días, y todo comienza a oler mal, la enfermedad comienza a alimentarse, a hacerse fuerte, entre la sangre, los cuerpos, se expandirá y cobrara mas vidas. Es parte de mi trabajo, es tan solo que tiene que ser así…

Necesito dormir, y lo hare, al fin tendré mi descanso, al fin tengo lo que necesito para alcanzarlo, al fin encuentro este lugar, para mi ya no es fácil saber donde estoy, tampoco reconocer a nadie, puedo, pero tan solo por su olor. Entro, el lugar que les presento, es un antro, un lugar de mal aspecto, aun para mi, un lugar vulgar, cuna de enfermedades y perversión. Malvivientes se regocijan en alcohol, perversas mujeres buscan dinero, pero nadie me voltea a ver, podría matarlos a todos, pero no es mi misión, de una u otra forma siguen siendo necesarios.
Es este el que será el escenario de mi venganza, es aquí donde al fin seré feliz, o al menos conseguiré esa satisfacción que para mí es más que suficiente, no conseguiré libertad y mi descanso en realidad solo será en esta tierra, pues no imagino lo que espera al ver cumplido mi deseo.

El está ahí, aquel maldito, sabe que a lo que vengo, y no lo hará fácil, pero no tiene ninguna esperanza, su nombre está escrito en aquel libro de los muertos, tan solo tengo que tramitarlo.
Me siento junto a el, su cara se descompone, sus ojos saltan, sonrió, rio, lo veo tan fijamente, esta de verdad aterrado, sin decir nada, me da uno de los dos vasos que tiene frente de el, lo tomo confiadamente, lo miro y rio, rio como nunca, mientras mis entrañas explotan, me ha envenenado, con un veneno que solo los mas desafortunados conocen, mi tiempo se ha acabado, caigo al suelo inerte, no quiero abrir los ojos…
Acto 2
El gran señor de "Los oros"
Tengo que eliminarme a toda costa de el, dicen que el muy desgraciado planea algo grande contra mi, tengo un plan, aquellas mujeres me vendieron un muy buen plan, no entiendo porque nadie confía en ellas, han hecho de mi escondite, de mi antro un lugar prospero, si es que la prosperidad puede avanzar por estas rutas.
Tengo mucho dinero, lo cual me acarrea demasiados enemigos, y el es uno de ellos, ha trabajado una amistad con diferentes generales que se encargan de cuidar las diferentes rutas de comercio, lo cual me causa muchos problemas, pues digamos que comercio con diversas y exóticas cosas.

Lo he invitado a negociar, aquí mismo, a mis aposentos, el muy ingenuo acepto, tal como predijeron las brujas, hice exactamente lo que ellas me dijeron, coloque dos vasos en la mesa, antes de recibirlo, el de la izquierda con aquel veneno, aquella sustancia maldita que hace arder los ojos tan solo de mirarla en su forma pura, el pago, diferentes objetos, cabezas de príncipes, alas de diversos animales, ojos de criaturas peligrosas, todas traficadas por mí, tras esas rutas, tan peligrosamente amenazadas, hasta las brujas necesitan de tipos como yo.

Los oros, es el nombre de mi antro, de mi cueva, de mi refugio, refugio de mis enemigos, refugio armado, con tantos infelices condenados a no poder salir de aquí, ¿brujería?, tal vez, siempre puede ayudar.

Cada día me es mas difícil, mantenerme tranquilo, mis nervios se tuercen con mas energía cuando descubro que no se por que, algo se acerca, y estoy seguro que no es el maldito chantajista, pues esta a punto de probar su ultima bebida, lo espero sentado en una mesa con vista a la entrada, lo espero, tiene que llegar, mi cabeza voltea instintivamente a cada rincón del lugar, me llena el pánico, un miedo desconocido, pienso que son estragos de la brujería, continuo mirando la puerta, llega.

Maldito, entra confiadamente, me mira y se sienta, charlamos largo rato, nada interesante, nada que me libre de él, o que lo libre a el de una muerte planeada. Ni siquiera toca el vaso, pide levantarse un momento, sale.

Mis manos no se están quietas, el aire se hace frio, mi cuerpo comienza a temblar, mi frente a sudar, bajo la mirada, la puerta se abre, no, no puede ser, había oído cuentos sobre él, pero no los creí, me mira fijo, al fin me encontró, viene para acá, se sienta, ¿Qué es?, ni siquiera me puedo mover, ¡el veneno!, tomo el vaso de la izquierda y se lo ofrezco sin decir nada, el mismo vaso envenenado, el lo toma, ingenuo, no puedo creer que me librare tan fácil de él, ríe, ríe tan atemorizantemente, su cuerpo cae al suelo, muerto.

Recuerdo, recuerdo al mirar su rostro, el debería de estar muerto, el y su familia, alguna vez, un caballero estorbando en mis planes, alguna vez tuve que borrarlo, una casa en llamas, las salidas bloqueadas, su familia dentro, su esposa era joven y hermosa, sus dos hijas infantes, luego la emboscada, no acabe con él, pero estaba herido de muerte, abandonado y sin ninguna esperanza.

Me incoó frente a el para examinarlo de cerca, no puedo creer esta aberración, su cuerpo violentamente torturado por el veneno, la puerta se abre nuevamente, es el maldito chantajista…
Acto 3
Las hermanas
Brujas de verdad, no patrañas, habitantes de las mas altas montañas, no serán atrapadas por ninguna inquisición, no se verán amenazadas por nadie, existirán hasta que deban existir.
Sirven a su señor, sirven al mal, horrendas criaturas, poderosas mujeres, solteras como toda bruja. Dos conviven, dos son hermanas, dos son las que han recibido órdenes, ordenes malignas, alguien a vendido su alma, alguien ha quedado segado por la venganza, a alguien se le ha concedido un último deseo en este mundo, un deseo que costara demasiado.

Un hombre las llama, para ellas no es sorpresa, lo esperaban, merodeaban cerca, saben lo que les pedirá y tienen justo lo que le darán. Un hombre adicto a la brujería, un hombre que trata sacar provecho a expensas de su uso. A ellas no les importa, ellas no saben quién es, cada llamado es completamente aislado a otro.

Llevan con ellas el veneno de los desesperados, el veneno de los malditos, conjurado tan solo para aquellos que aborrecen la vida y deben ser castigados. Aquellos que sin saberlo, lo reciben gustosos.

El hombre pide la muerte de otro que amenaza sus negocios, las brujas fingen dar una solución exquisita a sus problemas, un plan tan minuciosamente calculado, que ni él se imagina cuanto.
Recibe instrucciones sencillas, la muerte de aquel hombre parece asegurada. Le es dado el veneno, ahora lleva en sus manos la muerte, aquella muerte que puede escabullirse y tomar caminos que ningún hombre puede predecir.

Estas mujeres, son la conexión, el puente entre mundos, entre existencias, para ver cumplido un capricho, para que el mal pueda reclamar un alma mas. Su poder es inmenso, existen porque deben de existir, existen porque son necesarias, al menos en estos tiempos oscuros.

Ellas han cumplido su trabajo, regresan a sus hogares, los hombres, ellos mismos se encargaran de destruirse. El hombre lleva a cabo el plan, se encuentra sentado en una mesa de su sucio escondite, mirando la puerta, esperando, dos vasos, uno limpio, otro maldito…
Acto 4
El chantajista
Se ha creído todo, jamás pensé que un hombre de su reputación fuera a creer estas patrañas, sin tener pruebas, sin recibir una amenaza importante, una muestra de lo que le podría pasar, vasto con averiguar lo que hacia y como lo hacia.
No planeo hacerle ningún mal, tal vez en verdad no debería meterme con él, necesito alimentar a mi familia, sé que puedo sacar algunas monedas de él, por mi supuesto silencio.

Mi conciencia no ha estado tranquila recientemente, siempre he sido un hombre honesto, sea quien sea ese hombre, estoy abusando de él, no creo en que por ser el, un corrupto, un incitador de la maldad, tal vez un asesino, merezca algo así, pero mi daño será mínimo, lo se. Son tiempos difíciles, tal vez deba dejar morir mi virtud de una vez por todas y velar solo por mis propios intereses.

No puedo hacerlo, no puedo engañar a nadie, despierto todas las noches, asustado, sueños en donde soy un corrompido mas, donde la oscuridad, la maldad se a apoderado de mi alma, momentos donde mi camino de virtud se ha desviado.

Mi mente, mis pensamientos, corren por los mismos caminos todos los días, atemorizándome, ahora guardo secretos a mi esposa, no podría contarle mis planes, no podría jamás, no podría ensuciarla con mis actos, no podría, pero aun así, siento que ya lo he hecho.

Mi cita con el es hoy, tengo que ir a ese sucio lugar, a ese refugio de infelices, de oscurecidos. Estando enfrente del lugar, pienso, pienso, mis pies se mueven solos, no puedo mirar al frente, camino hacia la puerta, doy un ultimo respiro, que sirve para repasar una ultima vez mis pensamientos, no lo hare, jamás podría vivir así, estoy dispuesto a dar vuelta y regresar a casa, olvidarme de todo esto.

Doy media vuelta, un guardia se acerca a caballo, entro al instante, por el miedo a verme envuelto en algún problema, el está ahí, me espera, sucio hombre, el lugar es peor de lo que imaginaba, perversión por doquier, me siento frente a él, hay dos vasos en la mesa, estoy muy nervioso como para tomar cualquiera, hablo, el habla, nada importante, palabras que uso para tratar salir de ahí, tengo que verme confiado, no puede sospechar nada. Pido levantarme un momento, entro a los baños, no hago nada, pienso en lo que diré para salir de ahí, pienso un largo momento, ya no puedo escapar, le pediré unas monedas por mi silencio y jamás volveré a cruzarme en su camino.

Respiro hondo, un amargo olor, salgo, una escena impactante, ahí ahora un caballero muerto, el canalla lo mira, lo examina, corro rápido hacia la salida, el guardia sigue ahí, grito, grito, ¡un asesinato!, ¡un hombre muerto!, ¡ayuda!, el guardia sin preguntar baja de su caballo, camina decidido mientras desenvaina su espada, entra al lugar.

No me atrevo a estar un momento mas ahí, corro, corro lo mas rápido que puedo, vuelvo a casa, a los brazos de mi esposa, al calor de mi familia.
Acto 5
El mal
Un hombre malo, un hombre bueno, un ser, uno que alguna vez fue hombre, uno que alguna vez fue un caballero, un caballero que sufrió, uno, que perdió todo lo que amaba, uno que pidió venganza, y le fue concedida. Una obra, hilada por la oscuridad.

El gran señor de “Los oros”, perverso hombre, atrapado, sentenciado, descubierto por un asesinato, uno que había cometido años antes, uno que fue favorecido, si es que puede decirse que el mal puede favorecer, tal vez en estos tiempos si.
La ejecución y la manera horrenda en que fue celebrada, no tiene ya cabida aquí, el murió, el pago, y es tan solo eso lo que el caballero deseaba, nunca vera de nuevo a su amada, en ningún mundo, nunca a sus dos hijas, pero tuvo su venganza, ahora le espera su descanso, o su horror, su alma pertenece al mal, como también pertenece la del gran señor de “Los oros”, pues los dos fueron hombres malignos, uno por naturaleza, otro tan solo fue contagiado, colmado de atrocidades, encontrando una salida en el mal. Una única salida, un camino minuciosamente trazado, uno que no lo llevaría a saciar sus propias manos de sangre, pero que sin embargo considero aceptable.

El mal, se escurre, encuentra la forma, atormenta, quebranta, ahora logra cobrar dos almas en lugar de una, además de los servicios del caballero negro, ser moldeado para la destrucción, ser moldeado para hacer venideros los años oscuros que están escritos.

Pero el bien, también se presenta en esta historia, la virtud que aun logra pasar entre la oscuridad, la virtud que anhela luz, la virtud que sonríe por ver a alguien mas sonreír, y es esta virtud la que hará, algún día, que estos tiempos sean menos oscuros…